Un viejo que leia novelas de amor : Antonio José Bolivar Proano vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar ; con ellos aprendió a conocer la selva y a respetar a los animales y a los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo. Un dia decidió leer Ias novelas de amor que dos veces al ano le lleva el dentista Rubicundo Loachamín. Con ellas se aleja de la estupidez de esos forasteros que creen dominar la selva porque van armados pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida : de eso se ocupará el viejo Bolivar Proano.
Con Diario de un killer sentimental y Yacaré, dos novelas cortas reunidas aquí en forma de libro, Luis Sepúlveda se adentra de lleno en el género policiaco que tanto le ha gustado desde siempre. Si, en la primera, el asesino a sueldo infringe con su enamoramiento todas las normas de su implacable profesión, en la segunda, el investigador de una compañía de seguros no puede evitar saltarse a la torera los límites de su misión, dejándose llevar por su fino olfato de antiguo agente de policía. Y, mientras el asesino a sueldo conduce al lector desde París a Madrid y desde Estambul a México en busca de su futura víctima -un blanco nada fácil de encontrar ni de definir-, el investigador de la compañía de seguros, tras cambiar su cálida y tranquila oficina de Zurich por las gélidas calles de Milán, se introducirá en el desconocido mundo de los indios anaré, misteriosos habitantes del sur de Brasil cuya existencia gira en torno a los yacarés, pequeños cocodrilos que, como se verá, valen su peso en oro.
En un viejo almacén de un barrio popular de Santiago de Chile tres sexagenarios, antiguos militantes de izquierda, esperan la llegada de un hombre. Derrotados por el golpe de estado de Pinochet, condenados al exilio y al desarraigo, vuelven a reunirse treinta y cinco años después, convocados por Pedro Nolasco, un antiguo camarada al que esperan para ponerse a sus órdenes y ejecutar una temeraria acción revolucionaria.